martes, 8 de octubre de 2013

MACCHU PICCHU: La Majestuosa Ciudadela de los Incas; Historia y Turismo.


Macchu Picchu (del quechua sureño machu pikchu, "Montaña Vieja") es el nombre contemporáneo que se da a una llaqta (antiguo poblado andino) incaica construida a mediados del siglo XV en el promontorio rocoso que une las montañas Macchu Picchu y Huayna Picchu en la vertiente oriental de la Cordillera Central, al sur del Perú y a 2490 msnm (altitud de su plaza principal). Su nombre original habría sido Picchu o Picho.

Según documentos de mediados del siglo XVI, Macchu Picchu habría sido una de las residencias de descanso de Pachacútec (primer inca del Tahuantinsuyo, 1438-1470). Sin embargo, algunas de sus mejores construcciones y el evidente carácter ceremonial de la principal vía de acceso a la llaqta demostrarían que esta fue usada como santuario religioso. Ambos usos, el de palacio y el de santuario, no habrían sido incompatibles. Algunos expertos parecen haber descartado, en cambio, un supuesto carácter militar, por lo que los populares calificativos de "fortaleza" o "ciudadela" podrían haber sido superados.

Macchu Picchu es considerada al mismo tiempo una obra maestra de la arquitectura y la ingeniería. Sus peculiares características arquitectónicas y paisajísticas, y el velo de misterio que ha tejido a su alrededor buena parte de la literatura publicada sobre el sitio, lo han convertido en uno de los destinos turísticos más populares del planeta.
Macchu Picchu está en la Lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde 1983, como parte de todo un conjunto cultural y ecológico conocido bajo la denominación Santuario histórico de Macchu Picchu. El 7 de julio de 2007 Macchu Picchu fue declarada como una de las nuevas siete maravillas del mundo moderno en una ceremonia realizada en Lisboa, Portugal, que contó con la participación de cien millones de votantes en el mundo entero.

UBICACION
Las montañas Macchu Picchu y Huayna Picchu son parte de una gran formación orográfica conocida como Batolito de Vilcabamba, en la Cordillera Central de los Andes peruanos. Se encuentran en la ribera izquierda del llamado Cañón del Urubamba, conocido antiguamente como Quebrada de Picchu. Al pie de los cerros y prácticamente rodeándolos, corre el río Vilcanota-Urubamba. El sitio arqueológico incaico se encuentra a medio camino entre las cimas de ambas montañas, a 450 metros de altura por encima del nivel del valle y a 2.438 metros sobre el nivel del mar. La superficie edificada es aproximadamente de 530 metros de largo por 200 de ancho, contando con 172 edificios en su área urbana. Biogeográficamente se sitúa en la ecorregión de las yungas peruanas.
Las ruinas, propiamente dichas, están dentro de un territorio intangible del Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (SINANPE), llamado Santuario Histórico de Macchu Picchu, que se extiende sobre una superficie de 32.592 hectáreas, (80.535 acres o 325,92 km²) de la cuenca del río Vilcanota-Urubamba (el Willka mayu o "río sagrado" de los incas). El Santuario Histórico protege una serie de especies biológicas en peligro de extinción y varios establecimientos incaicos, entre los cuales Macchu Picchu es considerado principal.

ACCESO
La zona arqueológica en sí solo es accesible, bien desde los caminos incaicos que llegan hasta ella, o bien utilizando la carretera Hiram Bingham (que asciende la cuesta del cerro Machu Picchu desde la estación de tren de Puente Ruinas, ubicada al fondo del cañón). Ninguna de las dos formas exime al visitante del precio de ingreso a las ruinas.
La mencionada carretera, sin embargo, no está integrada a la red nacional de carreteras del Perú. Nace en el pueblo de Aguas Calientes, al que a su vez sólo se puede acceder por ferrocarril (unas 3 horas desde Cuzco) o helicóptero y avioneta (30 minutos desde Cuzco). La ausencia de una carretera directa al santuario de Macchu Picchu es intencional y permite controlar el flujo de visitantes a la zona, que, dado su carácter de reserva nacional, es particularmente sensible a las muchedumbres. Ello, sin embargo, no ha impedido el crecimiento desordenado (criticado por las autoridades culturales) de Aguas Calientes, que vive para y por el turismo, pues hay hoteles y restaurantes de diferentes categorías en este lugar.
Para llegar a Macchu Picchu por el principal camino incaico se debe hacer una caminata de unos 3 días. Para ello es necesario tomar el tren hasta el km 82 de la vía férrea Cuzco - Aguas Calientes, desde donde parte el recorrido a pie. Algunos visitantes toman un autobús local desde  hasta Ollantaytambo (vía Urubamba) y de ahí toman un transporte hasta el mencionado km 82. Una vez allí recorren las vías del tren hasta cubrir los 32 km que hay hasta Aguas Calientes.



HISTORIA
Hacia 1440, durante su campaña hacia Vilcabamba, la quebrada de Picchu fue conquistada por Pachacútec, primer inca del Tahuantinsuyo (1438-1470). El emplazamiento de Macchu Picchu debió impresionar al monarca por sus peculiares características dentro de la geografía sagrada cusqueña. y por ello habría mandado a construir allí, hacia 1450, un complejo urbano con edificaciones de gran lujo civiles y religiosas. Una nueva versión sobre el origen de Macchupicchu fundamentada por el investigador peruano Julio Valdivia Carrasco está circulando y en la que sostiene que fue Huiracocha quien ordeno la construcción de esta maravilla mundial aproximadamente en los años 1380-1400.
Se cree que Machu Picchu tuvo una población móvil como la mayoría de las llactas incaicas, que oscilaba entre 300 y 1.000 habitantes pertenecientes a una élite (posiblemente miembros de la panaca de Pachacutec) y acllas. Se ha demostrado que la fuerza agrícola estuvo compuesta por colonos mitimaes o mitmas (mitmaqkuna) procedentes de diferentes rincones del imperio.

Macchu Picchu no era desde ningún punto de vista un complejo aislado, por lo que el mito de la "ciudad perdida" y del "refugio secreto" de los soberanos incaicos carece de asidero. Los valles que confluían en la quebrada formaban una región densamente poblada que incrementó espectacularmente su productividad agrícola a partir de la ocupación incaica, en 1440. Los incas construyeron allí muchos centros administrativos, los más importantes de los cuales fueron Patallacta y Quente Marca, y abundantes complejos agrícolas formados por terrazas de cultivo. Machu Picchu dependía de estos complejos para su alimentación, pues los campos del sector agrario de la ciudad habrían resultado insuficientes para abastecer a la población. La comunicación intrarregional era posible gracias a las redes de caminos incaicos: 8 caminos llegaban a Macchu Picchu. La pequeña urbe de Picchu se llegó a diferenciar de las poblaciones vecinas por la singular calidad de sus principales edificios.
A la muerte de Pachacútec, y de acuerdo con las costumbres reales incaicas, ésta y el resto de sus propiedades personales habría pasado a la administración de su panaca, que debía destinar las rentas producidas al culto de la momia del difunto inca. Se presume que esta situación se habría mantenido durante los gobiernos de Túpac Yupanqui (1470-1493) y Huayna Cápac (1493-1529).
Machu Picchu debió perder en parte su importancia al tener que competir en prestigio con las propiedades personales de los soberanos sucesores. De hecho, la apertura de un camino más seguro y amplio entre Ollantaytambo y Vilcabamba (el del Valle de Amaybamba) hizo que la ruta de la quebrada de Picchu fuera menos empleada.

La guerra civil incaica (1531-32) y la irrupción española en el Cuzco en 1534 debieron afectar considerablemente la vida de Macchu Picchu. La masa campesina de la región estaba compuesta principalmente por mitmas, colonos de diferentes naciones conquistadas por los incas llevados a la fuerza hasta ese lugar. Ellos aprovecharon la caída del sistema económico cusqueño para retornar a sus tierras de origen. La resistencia incaica contra los españoles dirigida por Manco Inca en 1536 convocó a los nobles de las regiones cercanas a integrar su corte en el exilio de Vilcabamba, y es muy probable que los principales nobles de Picchu hayan abandonado entonces la ciudad. Documentos de la época indican que la región estaba llena de "despoblados" en ese tiempo. Picchu habría seguido habitada y el registro de su existencia como lo prueba que fuera considerada una población tributaria de la encomienda española de Ollantaytambo. Eso no necesariamente significa que los españoles visitaran Machu Picchu con frecuencia; de hecho, sabemos que el tributo de Picchu era entregado a los españoles una vez por año en el pueblo de Ollantaytambo, y no "recogido" localmente. De todas maneras, está claro que los españoles sabían del lugar, aunque no hay indicios de que apreciasen su importancia pasada. Los documentos coloniales incluso mencionan el nombre de quien era curaca (acaso el último) de Macchu Picchu en 1568: Juan Mácora. Que se llame "Juan" indica que había sido, al menos nominalmente, bautizado, y, por tanto, sometido a la influencia española.

El soldado español Baltasar de Ocampo escribió a fines del siglo XVI sobre un poblado "en lo alto de una montaña" de edificios "suntuosísimos" y que albergaba un gran acllahuasi (Casa de las escogidas) en los últimos años de la resistencia incaica. La descripción breve que hace de sus ambientes nos remite a Picchu. Lo más interesante es que Ocampo dice que se llama "Pitcos". El único lugar de nombre parecido es "Vitcos", un sitio incaico en Vilcabamba completamente diferente al descrito por Ocampo. El otro candidato es, naturalmente, Picchu. No se sabe hasta hoy si se trata del mismo lugar o no. Ocampo indica que en este lugar se habría criado Túpac Amaru I, sucesor de Titu Cusi y último inca de Vilcabamba.

ENTRE LA COLONIA Y LA REPUBLICA (s.XVII-s.XIX)
Tras la caída del reino de Vilcabamba en 1572 y la consolidación del poder español en los Andes Centrales, Macchu Picchu se mantuvo dentro de la jurisdicción de diferentes haciendas coloniales que cambiaron varias veces de manos hasta tiempos republicanos (desde 1821). No obstante, ya se había vuelto un lugar remoto, alejado de los nuevos caminos y ejes económicos del Perú. La región fue prácticamente ignorada por el régimen colonial (que no mandó edificar templos cristianos ni administró poblado alguno en la zona), aunque no por el hombre andino.
En efecto, el sector agrícola de Macchu Picchu no parece haber estado completamente deshabitado ni desconocido: documentos de 1657 y de 1782 aluden a Macchu Picchu, en tanto tierras de interés agrícola. Sus principales construcciones, sin embargo, las de su área urbana, no parecen haber sido ocupadas y fueron ganadas pronto por la vegetación del bosque nuboso.

MACCHU PICCHU EN EL SIGLO XIX
En 1865, en el curso de sus viajes de exploración por el Perú, el naturalista italiano Antonio Raimondi pasa al pie de las ruinas sin saberlo y alude a lo escasamente poblada que era entonces la región. Sin embargo todo indica que es por esos años cuando la zona empieza a recibir visitas por intereses distintos a los meramente científicos.
En efecto una investigación actualmente en curso divulgada recientemente revela información sobre un empresario alemán llamado Augusto Berns quien en 1867 no sólo habría "descubierto" las ruinas sino que habría fundado una empresa "minera" para explotar los presuntos "tesoros" que albergaban (la "Compañía Anónima Explotadora de las Huacas del Inca"). De acuerdo a esta fuente, entre 1867 y 1870 y con la venia del gobierno de José Balta, la compañía habría operado en la zona y luego vendido "todo lo que encontró" a coleccionistas europeos y norteamericanos.
Conectados o no con esta presunta empresa (cuya existencia espera ser confirmada por otras fuentes y autores) lo cierto es que es en esos momentos cuando los mapas de prospecciones mineras empiezan a mencionar Machu Picchu. "Punta Huaca del Inca". Así, en 1870, el norteamericano Harry Singer coloca por primera vez en un mapa la ubicación del Cerro Macchu Picchu y se refiere al Huayna Picchu como "Punta Huaca del Inca". El nombre revela una inédita relación entre los incas y la montaña e incluso sugiere un carácter religioso (una huaca en los Andes Antiguos era un lugar sagrado). Un segundo mapa de 1874, elaborado por el alemán Herman Gohring, menciona y ubica en su sitio exacto ambas montañas. Por fin en 1880 el explorador francés Charles Wiener confirma la existencia de restos arqueológicos en el lugar  aunque no puede llegar al emplazamiento. En cualquier caso está claro que la existencia de la presunta "ciudad perdida" no se había olvidado, como se creía hasta hace algunos años

MACCHU PICCHU EN EL SIGLO XX
Hiram Bingham, un profesor norteamericano de historia interesado en encontrar los últimos reductos incaicos de Vilcabamba oyó sobre la ciudadela a partir de sus contactos con los hacendados locales. Fue así como llegó a Machu Picchu el 24 de julio de 1911 guiado por otro arrendatario de tierras, Melchor Arteaga, y acompañado por un sargento de la guardia civil peruana de apellido Carrasco. Encontraron a dos familias de campesinos viviendo allí: los Recharte y los Álvarez, quienes usaban los andenes del sur de las ruinas para cultivar y bebían el agua de un canal incaico que aún funcionaba y que traía agua de un manantial. Pablo Recharte, uno de los niños de Machu Picchu, guio a Bingham hacia la "zona urbana" cubierta por la maleza.

Bingham quedó muy impresionado por lo que vio y gestionó los auspicios de la Universidad de Yale, la National Geographic Society y el gobierno peruano para iniciar de inmediato el estudio científico del sitio. Así, con el ingeniero Ellwood Erdis, el osteólogo George Eaton, la participación directa de Toribio Recharte y Anacleto Álvarez y un grupo de anónimos trabajadores de la zona, Bingham dirigió trabajos arqueológicos en Macchu Picchu en 1912 hasta 1915 período en el que se despejó la maleza y se excavaron tumbas incas en los extramuros de la ciudad. La "vida pública" de Machu Picchu empieza en 1913 con la publicación de todo ello en un artículo en la revista de la National Geographic.
Si bien es claro que Bingham no descubre Macchu Picchu en el sentido estricto de la palabra (nadie lo hizo dado que nunca se "perdió" realmente), es indudable que tuvo el mérito de ser la primera persona en reconocer la importancia de las ruinas, estudiándolas con un equipo multidisciplinario y divulgando sus hallazgos. Ello pese a que los criterios arqueológicos empleados no fueran los más adecuados desde la perspectiva actual, y pese, también, a la polémica que hasta hoy envuelve la más que irregular salida del país del material arqueológico excavado (que consta de al menos unas 46.332 piezas) y que recién en marzo de 2011 comenzaron a ser devueltas al Perú.



MACHU PICCHU DESDE 1915
Entre 1924 y 1928 Martín Chambi y Juan Manuel Figueroa hicieron una serie de fotografías en Macchu Picchu que fueron publicadas en diferentes revistas peruanas, masificando el interés local sobre las ruinas y convirtiéndolas en un símbolo nacional. Con el transcurrir de las décadas, y especialmente desde la apertura en 1948 de una vía carrozable que ascendía la cuesta de la montaña hasta las ruinas desde la estación de tren, Macchu Picchu se convirtió en el principal destino turístico de Perú. Durante los dos primeros tercios del siglo XX, sin embargo, el interés por su explotación turística fue mayor que el de conservación y estudio de las ruinas, lo que no impidió que algunos investigadores notables avanzaran en resolver los misterios de Machu Picchu, destacando especialmente los trabajos de la Viking Found dirigida por Paul Fejos sobre los sitios incaicos del entorno de Macchu Picchu ("descubriendo" varios establecimientos del Camino Inca a Machu Picchu) y las investigaciones de Luis E. Valcárcel que relacionaron por primera vez al sitio con Pachacútec. Es a partir de la década de 1970 que nuevas generaciones de arqueólogos (Chávez Ballón, Lorenzo, Ramos Condori, Zapata, Sánchez, Valencia, Gibaja), historiadores (Glave y Remy, Rowe, Angles), astrónomos (Dearborn, White, Thomson) y antropólogos (Reinhard, Urton) se ocupan de la investigación de las ruinas y su pasado.

El establecimiento de una Zona de Protección Ecológica en torno a las ruinas en 1981, la inclusión de Mcachu Picchu como integrante de la Lista del Patrimonio Mundial en 1983, y la adopción de un Plan Maestro para el desarrollo sostenible de la región en 2005 han sido los hitos más importantes en el esfuerzo por conservar Machu Picchu y su entorno. Sin embargo han conspirado contra estos esfuerzos algunas malas restauraciones parciales en el pasado, incendios forestales, como el de 1997 y conflictos políticos surgidos en las poblaciones cercanas en aras de una mejor distribución de los recursos obtenidos por el .
En 2007, el gobierno del Perú decretó el día 7 de julio como el "Día del Santuario Histórico de Machu Picchu, Nueva Maravilla del Mundo", debido a que el 7 de julio de 2007 Machu Picchu fue nombrada como una de las ganadoras en la lista de las Nuevas maravillas del mundo.
En septiembre de 2007, la Universidad de Yale manifestó que devolverá 4.000 piezas arqueológicas encontradas por Hiram Bingham y que actuará como promotor de su exhibición en un museo itinerante y finalmente en un museo en el Cuzco.


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